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La Voluntad y las buenas decisiones

Voluntades Saludables

El libre albedrío es indispensable para alcanzar bienestar y desarrollo de la vida cristiana. La principal herramienta para obtenerlo es consiguiendo una voluntad saludable.

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Pr. jorge enrique orejuela castillo

Pastor y consejero por más de 40 años. Graduado en Teología de la Facultad Latinoamericana de Estudios Teológicos. Médico cirujano graduado de la Universidad del Valle. Actualmente se desempeña como Presidente de la Junta de Presbíteros de la Iglesia Apostólica de Jesucristo - "Fe en Jesús" Comunidad Internacional.

La Voluntad y las buenas decisiones

Dios creó al ser humano con todo un potencial de posibilidades de decisión y le corresponde a éste elegir, tomando el camino correcto para llegar a las metas válidas y salvadoras, lo que en el presupuesto de Dios está para su bienestar.

 La voluntad es una condición que está en cada ser humano y se necesita que cada persona la construya para que sea una realidad que funcione y se constituya en la base de su individualidad.

Dios creó al ser humano con todo un potencial de posibilidades de decisión y le corresponde a éste elegir, tomando el camino correcto para llegar a las metas válidas y salvadoras, lo que en el presupuesto de Dios está para su bienestar. El Salmo 139, muestra que ante tantas alternativas ya preestablecidas como la sumatoria de las posibilidades, sólo hay unas por las cuales el hombre debiera moverse y para eso es necesario contar con la orientación de Dios, para no equivocarse en las decisiones que son las definitivas, que van a garantizar el bienestar a la altura del presupuesto divino.

Sin embargo, existe el riesgo que en el desarrollo de las convicciones, de las motivaciones y de la voluntad, el hombre no alcance a llegar hasta donde Dios lo potencializó. Y aunque en el texto de Efesios 2:10 (“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”), se puede entender que existe una potencialidad que es una realidad alcanzable, no obstante, a veces no se logra vivir como experiencia, porque la persona se desvía hacia objetivos que no tienen nada que ver con la real existencia y se le va la vida sin que logre encontrarse en el lugar de los logros  que Dios estableció de antemano.

La verdadera libertad no está en elegir cualquier camino, sino en alinear la voluntad con el propósito de Dios, descubriendo así el poder oculto en cada vida y alcanzando la plenitud para la que fuimos creados."

La voluntad y el libre albedrío ante las dos posibilidades de la vida.

Si se entiende la voluntad como “el acto intencional de inclinarse o dirigirse hacia algo”, desde el punto de vista espiritual, en el desarrollo de la vida se tienen sólo dos posibilidades:

Por un lado, está el aceptar la propuesta de Dios, eligiendo su plan y sus razones, renunciando a todo lo demás, al punto, incluso, de dominarse a si mismo para disponer la vida según lo que Dios ha presupuestado. En el texto de Filipenses 3 se encuentra el ejemplo de Pablo y la invitación que hace a la Iglesia de renunciar a lo otro, porque encuentra en los presupuestos de Dios, expresados en Cristo, todas las posibilidades para el ser humano. La otra opción es no aceptar la propuesta de Dios y todas las consecuencias que esto puede acarrear para la vida. 

Cuando se decide asumir lo de Dios, eso se convierte en la práctica de la verdadera libertad, pues la persona opta por conducir su vida hacia el verdadero destino. Así que, toda la acción de la voluntad es disponerse a vivir en la claridad de las razones de Dios que contrastan con todo lo otro y se potencializa con la obra del Espíritu y la guía consistente de Jesús como inspiración y modelo.  

Si se decide no aceptar la propuesta de Dios, se debe entender que es el uso de una libertad engañosa, ingenua pretensión de quien aún cree que en este mundo puede encontrar algo mejor, hasta que llega la muerte y lo deja sin mañana. Y es que el libre albedrío sólo es eficazmente usado cuando se decide optar por el bien supremo, por los propósitos de fondo por los cuales fue creado como ser humano; es un proceso de perfeccionamiento donde la persona decide renunciar a todo el sistema del mundo y sostener la voluntad alrededor de la saludable elección que oportunamente hizo (Ver Filipenses 3)

Por esto se debe olvidar lo que quedó atrás, para perfeccionar la visión de la meta, porque lo que importa es para dónde se va, lo cual está garantizado en el presupuesto de Dios; la clara visión de la meta debe ser suficiente para contrastar con las expectativas de los que no han tomado en cuenta la propuesta de Dios.

La espiritualidad demanda una voluntad saludable, así se van abriendo las potencialidades escondidas, las capacidades dormidas, las habilidades que estaban allí esperando salir y expresarse, el despertar de la verdadera habilidad de un hombre en el presupuesto de Dios para descubrir que esa experiencia confirmará en la vida lo que es el verdadero poder de Dios.

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