Un programa recibido por gracia y a la espera de seres humanos dispuestos a creer y obedecer
Teología, Doctrina y Vida
Existen maravillosos conceptos y principios de la fe cristiana, descubra en este canal todas sus aplicaciones a la vida cotidiana de los creyentes.

Pr. jorge enrique orejuela castillo
Pastor y consejero por más de 40 años. Graduado en Teología de la Facultad Latinoamericana de Estudios Teológicos. Médico cirujano graduado de la Universidad del Valle. Actualmente se desempeña como Presidente de la Junta de Presbíteros de la Iglesia Apostólica de Jesucristo - "Fe en Jesús" Comunidad Internacional.
Un programa recibido por gracia y a la espera de seres humanos dispuestos a creer y obedecer
Todo lo creado procede de la gracia de Dios, un ser eterno y todopoderoso, suficiente en Él mismo, que desde su misericordia y voluntad ha decidido crear lo existente, no por necesidad, pues no hay nada que Él pueda necesitar, es así que todo surge desde su decisión, como lo expresa Pablo en la carta a los Efesios 1:5 “Él todo lo hizo por el puro afecto de su voluntad”.
De esta manera, no hay nada que se dé en la creación que no proceda de la gracia de Dios, todo lo que conocemos hoy por hoy, hace parte de su disposición y su deseo de entregarle un propósito definitivo al ser humano, presupuestando todo para que cada persona desarrolle sus potencialidades en su existencia de forma plena y válida, alcanzando así la salvación para su vida, pero, dicha salvación tan solo se alcanza por medio de esta gracia.
Entonces, por medio de la gracia, el ser humano descubre que la realización de su vida está en obedecer y seguir lo que Dios ha determinado, aquel puede desarrollar una habilidad especial que es la fe, por medio de la cual puede aprovechar todo lo que por gracia ha recibido, reconociendo el mérito que Dios ya tiene, comprendiendo de qué manera y bajo qué parámetros se puede desarrollar la vida. La fe es la manera de hacer eficaces los planes de la gracia de Dios, pues no son los méritos de las acciones del hombre, sino la disposición para darle crédito a lo que ya está en él; así, una persona que se mueve por la fe es aquella en la cual:
- Se expresan ciertas condiciones, por ejemplo, tener como premisa que todo lo que Dios espera del hombre es algo que éste puede alcanzar; Dios dotó a cada persona de capacidades, potencialidades y habilidades, por lo tanto, lo que espera del hombre no está al margen de esto, Él no le demanda a alguien que dé lo que Él por gracia no presupuestó dentro de su estructura, es así, que quien no hace la voluntad de Dios no es porque le hace falta recursos, sino porque no se ha decidido y dispuesto a creer en Dios para llegar donde tenía que llegar.
- Por la fe se reconoce que Dios hizo apto al ser humano para acceder a todos los recursos que Él hizo de antemano y le ha dado la manera de acceder a estos, lo ha creado de una forma integral, en su estructura ha determinado todos los mecanismos para alcanzar todo lo que Él ha presupuestado para la vida, develando las pautas, la claridad de la Palabra y su Espíritu para ser conducidos a todas las formas de verdad en relación con la existencia, es decir la sabiduría necesaria para interpretar su palabra y así cumplir su propósito.
- Al hacer las cosas como Dios las ha dispuesto, no se fracasará.
- De igual forma, por la fe se acepta el orden establecido por Dios; las obras que realizamos desde este orden dispuesto por Él son válidas, gratificantes, realizantes y constructivas pues aportan sentido de bienestar, por el contrario, si las acciones van en contra del presupuesto de Dios, en un sentido voluntarioso del hombre, aunque puedan generar gusto y ser atractivas, al final generaran consecuencias negativas para la vida y por ende destrucción.
La justificación es el acto divino por el cual el ser humano, al vivir en fe y obediencia, es integrado en el propósito eterno de Dios, alcanzando así la plenitud de su existencia según el orden establecido por Él.
En Dios todo está justificado en razones y propósitos de fondo; de este modo, la forma válida de obrar, en la Biblia se define como una forma justa o hacer justicia, esto quiere decir, hacer lo que Dios ha determinado para la vida, con los recursos dados por Él y en el orden que ya ha establecido, al hacer lo contrario se obrará en injusticia. Obrar conforme al plan divino, es actuar desde el principio de la obediencia, así las acciones serán válidas y constructivas, si por el contrario, desobedezco se producirá el pecado.
Frente a esto, se entiende que Dios no justifica por el simple acto de declararse inocente de errores, la justificación va más allá de esto, es la puesta en marcha de todo el potencial que Dios ha puesto en la vida del ser humano en función al orden ya establecido; comprendiendo que Él ha creado al ser humano para grandes cosas, tan sólo es necesario la disposición de este para creerle al programa de Dios y que su vida sea justificada. Así como se presenta este camino para el ser humano, él también está expuesto a que su vida se condene, y esta tragedia sucede cuando se aleja completamente del propósito de Dios y encamina su vida hacia sus propios deseos sin escuchar la voz y dirección de Él (Efesios 2:10). En este sentido, el ser humano, puede alejar el propósito eterno de formas muy sencillas y pequeñas que parecen insignificantes pero que afectan el programa divino distorsionándolo completamente (2 Corintios 5: 6- 7).