Salud Mental
Descubra todos los recursos que Dios nos ha entregado para mantenernos en la cordura y que ésta se vuelva una condición normal en nuestra vida.

Pr. jorge enrique orejuela castillo
Pastor y consejero por más de 40 años. Graduado en Teología de la Facultad Latinoamericana de Estudios Teológicos. Médico cirujano graduado de la Universidad del Valle. Actualmente se desempeña como Presidente de la Junta de Presbíteros de la Iglesia Apostólica de Jesucristo - "Fe en Jesús" Comunidad Internacional.
Podemos ver a Dios
“Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios” (Mateo 5:8)
Estamos ante una expresión de gran valor teológico que nos acerca a una promesa maravillosa para entender todas las situaciones de la vida desde la perspectiva de la fe del Evangelio.
Pero, ¿qué entendemos por corazón?
Según la visión Teológica, corazón es el centro de la persona, el núcleo de la conciencia, el asiento de las decisiones. La vida interior y espiritual. En el corazón se centran todas las cosas que vienen del interior de la persona, ahí está todo lo que de adentro se puede entender del ser humano. En el corazón se identifican profundos daños en la vida, el territorio de salud mental comprometida o la situación afectada que incapacidad para ver las cosas como son (Mateo 15:19)
¿Para qué un corazón limpio?
Es necesario que Dios limpie nuestro corazón para establecer una relación adecuada con Él y tener una perspectiva válida de su programa. Esto se da por el poder del Evangelio el cual permite ver las cosas como Dios las plantea, ver a Dios como es y contrastar todo esto con fuerzas equivocadas que desvían la posibilidad de encontrarle sentido a sus propuestas o razones. Un corazón limpio está regido por las razones divinas y como resultado, se puede ver la perspectiva de Dios, coincidir con su presencia en las circunstancias de éste mundo y encontrar en las propuestas divinas, rutas hacia metas definitivas y salvadoras.
En contraste, quien está regido por sus sentimientos, criterios, gustos e intereses propios, por ellos mismos juzga; como resultado, no ve el propósito de Dios y no hay un final válido ni realizante.
En la promesa “Ellos verán a Dios”:
El texto no reduce su sentido a la idea de una promesa para la eternidad. Se está refiriendo a personas que van a ver a Dios aquí, en las situaciones del mundo en el que nos encontramos.
Aunque Dios es invisible, (desde cualquier perspectiva que una criatura pretenda ver a su Creador),
Desde una visión teológica, podemos decir que corazón es el núcleo de la conciencia, el asiento de las decisiones; la vida interior y espiritual. En el corazón se centran todas las cosas que vienen del interior de la persona, él también evidencia si hay daño en la vida, o si hay una salud mental comprometida o compromiso en la capacidad para ver las cosas como son. (Mateo 15:19)
Él se hace visible si es que se cambia la manera de entender las cosas, si se limpia el corazón para poder descubrir a Dios desde un territorio distinto del común, desarrollando la capacidad de verlo cercano donde los demás no pueden hacerlo.
Cualquier forma teológica de ver a Dios aquí o en la eternidad, se hace imposible para aquella persona que no viva en la disciplina de un corazón limpio. Tal como lo podemos ver en la aclaración de los textos leídos:
- Salmo 24: si una persona no limpia su corazón, no podrá estar cerca de donde Dios está, ya que ese lugar es santo y se necesita tener un corazón limpio para llegar a esa cercanía.
- Salmo 51: si no hay esfuerzo por limpiar el corazón a través de un verdadero perdón, se vive una condición afectada por sentimientos de culpa y miedo al castigo; con más preocupación por cosas de esta índole, que por encontrar un territorio de cercanía donde Dios está.
- 1 Timoteo 1:5-7: si no se logra limpiar el corazón, la estructura afectiva no permitirá ver a Dios en situaciones de la vida en donde se necesita ver muy claro lo que es el amor de Dios a través del afecto que se despierta en nosotros.
¿Cómo actúa la promesa de ver a Dios?
Por más difíciles que sean las circunstancias en esta vida, nada podrá sacar de la mente, o del corazón, la convicción de que Dios está con nosotros. Esto cambia todos los enfoques y ésta es la manera de interpretar todas las condiciones difíciles de la vida. Un corazón limpio de toda la malicia común, de la deformación trágica o de las afectaciones o daños de las personas por sus experiencias relacionales en el mundo, permite ver a Dios en lo bueno y en lo malo; en lo agradable y lo desagradable. Si Dios está, por la limpieza de corazón, todo es bueno y conduce a la salvación, y en las dificultades se entiende que Dios es grande y maravilloso.
Esa es la perspectiva de la experiencia de Job, un hombre que purificó su corazón a través de la pérdida y el dolor y que en la tragedia logró entender una gran verdad que hizo el fundamento para su vida. “De oídas te había oído, más ahora mis ojos te ven”, es el testimonio de su cambio de perspectiva (Job 42:5). Hoy, en la tragedia del mundo, Dios está presente; quiere revelarse dando oportunidad para que la gente vea algo más allá de las circunstancias comunes y encuentre salvación aun en medio de las dificultades.