En la historia del joven rico de Lucas 18, se descubre una dificultad para ser salvo y aunque pudiera creerse que son las riquezas o los bienes, realmente lo que Jesús expresa como obstáculo es una cuestión de actitud espiritual comprometida y no en el tener. El joven rico se entristece, pues descubre que no tiene la fuerza interna para romper con un patrón equivocado de la vida para garantizarse su salvación. Aplicado a nuestra vida, tenemos limitaciones, pues hay cosas que pesan más que ser salvos, al final, igual que el joven rico, hay tristeza, pues se asume que no hay salvación porque no nos vemos capaces de soltar lo que Dios nos pide; incapacidad que no radica en las posesiones, sino en la actitud de poseer, es decir, qué tanto nos aferramos a las riquezas o cuánto hacemos depender nuestra vida a las cosas y a las persona. En esta enseñanza se nos invita depender de Dios, pues Él nos sostiene y es nuestra garantía de salvación, ante cualquier circunstancia el mensaje de Jesús nos alienta “Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios”